sábado, 21 de noviembre de 2009

Recensión de Félix de Azúa: A




  • AVISO AL LECTOR
AZÚA, Félix de;"Aviso al lector" en Diccionario de las Artes. Planeta, Barcelona, 1996.


Esta es una introducción al "Diccionario de las artes" de Felix de Azúa. En ella se explica el contexto en el que surgió el libro, las dudas del autor y el proceso de elaboración.
En el transcurso narrativo sobre estas aclaraciones se pone en manifiesto algunos comentarios sociales con respecto al arte, algunas ideas personales y valoraciones sobre el estado de las cosas.
Para hacer una crítica o mostrar el Arte actual se debe de acudir a diversas fuentes de información. Está claro que todos los medios, dentro de lo que cabe, ofrecen una perspectiva propia del estado de las cosas. Entre infinitud de posibilidades sobre la que adquirir información, ¿Cuales de estas fuentes son las más fiables para mostrar que se entiende hoy por Arte? Azúa concluye que el mejor medio para ello son los más cercanos a la gente, los que están más a mano y más nos repercuten: los medios de formación de masa. Todos estamos de acuerdo de que a estos le falta la profesionalidad necesaria para poder plantear de forma seria y medianamente objetiva que es el Arte del siglo XXI pero, curiosamente puede ser la forma mas óptima para entender que se busca en este Arte y que se entiende actualmente sobre él.

Los términos referidos al Arte que antes eran específicos de un solo concepto ahora abarcan multitud de significados y la única manera de conectarlos todos es acudir a la fuente que ha ido desvirtuándolos: los media. A través del cambio que han ido sufriendo las palabras, el autor aprovecha para hacer alusión a la transformación constante que sufre el Arte. Nos deja claro que el arte cambia, esta en eterno movimiento y por tanto sus definiciones se modifican (o quizás sea al revés, las definiciones cambian con el tiempo y entonces la concepción de Arte se modifica.) Azúa muestra a través del texto todas sus intenciones de forma casi metafórica. Todo tiene un porqué y se vincula a las ideas que plantea. Es por esto que creó un diccionario en vez de un ensayo sobre Arte. Con ello el texto pierde seriedad, se convierte casi en ocio, quedando el orden de lectura al capricho del lector. Las definiciones transformadas por los medios inexpertos en el tema artístico son las que ahora describen paso a paso el Arte. Estas entradas son las máximas protagonistas hasta el punto en que para que adquieran un carácter individual estas cuentan de una bibliografía propia.

Es curioso el juego que el autor ya nos propone desde el titulo de la obra. El diccionario siempre se ha constituido de definiciones y estas siempre tienen la intención de ser objetivas, solo de designar una cosa y nada mas que esa. La limita, la define y la construye, dejando atrás metáforas y posibles malentendidos, cerrando su significado al máximo. Sin embargo tenemos delante definiciones sin límites establecidos, que dan lugar a la meditación del lector con forma de verdaderas fábulas sobre el arte. Juega con la forma narrativa típica de los académicos, sugiriendo objetividad pero dejando clara una línea subjetiva que nos dirige a un camino ya meditado para que nosotros lo continuemos.

De las cuestiones mas interesantes que se nos muestra en este "aviso al lector" es la que nos plantea el "futuro" como el agotamiento o el acabamiento del presente. Y es que este libro se escribió en 1995 y ,a pesar de ello, trata sobre el siglo XXI. No se nos muestra como una pronosticación, no habla de un futuro, sino del principio del final. Para nosotros, que vivimos en un presente que ya anuncia su autodestrucción, no existe el futuro. Se da por supuesto que el presente está llegando a su fin, dando paso a lo próximo y lejano, lo cual no hemos advertido ni nos hemos molestado en guardar provisiones para él. Simplemente, no lo tenemos en cuenta porque nunca viviremos en un "futuro". Por esto hablamos del fin del presente, de un futuro escurridizo que no vemos. Cuando vivamos el mañana estaremos viviendo en el hoy. No podemos hablar de algo que no existe. Con este juego también se nos lleva a la idea de Historia. Entiende que ésta es una invención del ser humano planteándose algo similar a la idea del eterno retorno de Nietzsche. Nosotros siempre somos los mismos, mantenemos las mismas actitudes y el Arte vive también de una manera cíclica en un ciclo vital ya definido, que siempre nos parece innovador. Aunque es una idea que puede considerarse inverosímil para cualquier otro contexto, en el contexto artístico Azúa no lo considera de todo incierto pues ella muchas veces se nos ha mostrado intemporal. Ve necesario que se escape de la Historia ya que se puede considerar algo inexistente y ajeno, sobre todo en el Arte. En este ciclo siempre a existido una decepción de las artes que se vive siempre como nueva pero que aun no se sabe si se trata siempre de la misma decepción o si resulta resurgir de nuevos orígenes. Este desengaño siempre desemboca en la conclusión de la muerte del Arte.
El autor nos cuestiona entonces si es cierto que el Arte puede morir. Quizás sea que el Arte en si, en su definición, se muestre de naturaleza agónica, siempre al borde del precipicio. Es posible, y probable que simplemente el Arte no haya llegado a nacer. Al igual que la Historia, el Arte puede no haber sido más que una invención del hombre. "Quizás ahora se este agotando la capacidad de nostalgia y comencemos al librarnos de la ficción de que hay (o hubo) dioses y arte." Esta frase del libro nos hace evidente que el Arte vive como nostalgia y enfermedad en el ser humano.
Como verdugo responsable del acabamiento de las artes siempre se señala al sistema capitalista. Esto no es de extrañar ya que en este tipo de sistema las artes ya no son necesarias como practicas sociales relevantes, como aportación de significados reales o como salvador del ser humano. Es como si ya en nuestra sociedad tecnológica no existieran problemas reales, como si estos fueran ficticios y lejanos. Las artes existentes en este sistema no se ocupan, por tanto, de un problema real. No son una solución, no se consideran "útiles" y esto solo puede desencadenar en su decadencia. Sin embargo, de no ser por el Estado, que apoya los labores artísticos, las artes serían del todo prescindibles en el sistema y desaparecerían. Las actuales instituciones administrativas, financieras, ideológicas, comerciales, etc...dilapidan fortunas descomunales para mantener la ficción de una producción artística viva. Para el estado el Arte y la Religión (que el autor a puesto ambas en común por su naturaleza de carácter "irreal" o "inexistente" y por las evidentes relaciones que han tenido la una con la otra) son un sistema de control y es por eso que se insiste en que conllevan un significado realmente sólido y estable. Por eso se las mantiene y se continua una posible falsa existencia de las Artes."Y así es como el burócrata religioso debe afirmar su fe en Dios, el burócrata artístico debe afirmar su fe en el Arte."
La clientela es quien debería otorgarle la importancia al Arte, y si ellos no le ven importancia alguna es porque no necesitan más de lo que le ofrece el sistema. Este ya se ha encargado de que el usuario tenga la cabeza vacía y no piense mas de lo debido, vaya a ser que le perjudique Esta introducción no concluye, como puede parecer, con una negación al Arte y a su significado a día de hoy (o a día del acabamiento del presente), sino que al final deja un brote de esperanza . El Arte puede resurgir en cualquier momento. Considera que el Arte esta ya metido en nuestras tradiciones y cultura y por tanto ya es casi imposible que estas desaparezcan. Y no solamente nos dice que estas no vayan a desaparecer sino que es posible que ,repentinamente, empiece el resurgir o el nacimiento del Arte.


  • ARTESANÍA.
AZÚA, Félix de;"Artesanía" en Diccionario de las Artes. Planeta, Barcelona, 1996.

Esta entrada está, en base, dedicada a comparar la artesanía con el arte moderno.
Se da a conocer que con el paso del tiempo las artes, que se diferenciaban en diversos gremios, pasaron a formar parte de un único concepto capaz de englobarlas a todas: El Arte.
Con esto el autor intenta reflejar, no solo un cambio designatorio de la antigua artesanía, sino también la idea de una transformación universal frente a la concepción de un mismo oficio (por ejemplo, el del pintor). En este cambio los ejecutores, los espectadores, los críticos y la sociedad en general modifican su comportamiento, sus actitudes y su criterio.

Define la artesanía como dedicada a la superación técnica y a la demostración de la habilidad del ejecutor. Se presenta como una percepción del arte ya desaparecida, perteneciente a otra época, de tal forma que Azúa nos hace ver como sinónimo el concepto de antiguos artesanos con la de artistas premodernos.
Estas artes englobaban actividades que nosotros ahora no podemos reconocer a tal nivel como la del pintor o la del escultor (los cuales son considerados verdaderos artistas o genios en nuestra época y no artesanos). Se encontraban negocios como el de la sastrería o la orfebrería al mismo nivel que el de las otras artes, y un pintor igual te pintaba un cuadro que cualquier techo, reloj, cartelones para el comercio,etc... Eran , sin duda alguna, de naturaleza mucho más humilde que el arte actual.
Como la artesanía se centraba en la habilidad y la manualidad, el discípulo debía de vivir con su maestro para que le enseñara y adiestrara en la técnica correspondiente. Normalmente en el aprendizaje de estas técnicas eran necesarios algunos "trucos" que el maestro guardaba recelosamente en secreto. No lo hacía por miedo a ser descubierto como un falso artista, como si aquel truco de oficio fuera a quitar la credibilidad de sus obras. Era bien sabido que todo maestro poseía sus artimañas y muchas veces eran anheladas por sus competidores. El discípulo podría ser incluso arrestado si se atrevía a desvelar estos "trucos".
La artesanía era mas honesta, más simple, y estaba menos considerada que el arte actual. Los artistas no eran genios, no son espiritualmente importantes. Esto no viene a significar que no hubiera mejores artesanos o peores. Si tenemos en cuenta que el artesano se describe a si mismo por su nivel técnico, era mucho más sencillo, a la hora de comparar diferentes obras entre si poder valorarlas siguiendo este criterio. Se ganaban la vida gracias a que sabían hacer algo con mayor habilidad y gracia que los demás.


Pero si hablamos del concepto del Arte según Félix de Azúa nos encontramos con muchos cambios con respecto a la etapa premoderna. Los antiguos artesanos, ahora conocidos como clásicos en el mundo del arte, se dedicaban al mismo oficio que los artistas modernos, pero de forma muy diferente, con criterios muy distintos y con una clara diferencia de actitud ante su empleo. Y es que si antes su trabajo pertenecía a un enorme conjunto de artes y diferentes oficios considerados útiles, ahora consiste en hacer una ofrenda al Arte a través de buenas ideas, interesantes y novedosas a manos de genios
Los artistas actuales no son artesanos. Se entiende, en la entrada de este libro, una enorme distancia entre los clásicos y los modernos, ya que a uno los considera "hombres hábiles" y a los otros " intelectuales". Los artistas alcanzan ahora la categoría de genios o de muy conocidos, de hombres con grandes ideas. Ahora el artista moderno es merecedor de su salario porque hablamos de alguien intelectualmente importante.
Esto hace que, repentinamente , el uso de "trucos" pertenecientes al oficio sean un tabú puesto que el estatus social del artista, su esencia casi divina, no concibe la idea de "trampas" en sus acciones.
Lo que en un principio se dedicaba a la superación técnica y a la demostración de habilidad, ahora consiste en una exposición de ideas, y por tanto su valoración y su enseñanza se hace mucho más compleja. La enseñanza del Arte, no es tan simple como el aprendizaje de los antiguos artesanos. Ahora todo se basa en la proyección espiritual de un genio y de sus ideas. Y en cuanto a la valoración de las obras resultantes,cuanto mas avanzamos en la historia más difícil son de valorar.

"Es razonablemente fácil distinguir un Tziano bueno de uno mediocre [...]
podríamos decir que distinguir entre un buen y un mal Miró es cosa traída de los pelos y de mucho refinamiento, pero distinguir un buen Duchamp de uno malo, no es que sea difícil, es que es un disparate. [...] En Duchamp todo son ideas y sólo ideas."



Considero innecesaria la estimación decantada por uno u otro concepto, aunque el autor parezca no inclinarse mucho por la valoración actual del arte ya que llega a considerar a los"artistas de la extrema modernidad" como "un producto industrial repetido sin variantes".
Lo que si que es objetivamente cierto, es que en la etapa premoderna se hacia mucho mas cómoda la catalogación y valoración de las artes y sus obras. Esto no viene a significar que el concepto y proceso de las artes de aquel entonces sea más certero que el de ahora puesto que, como bien comentó Azúa en su "Aviso al lector" es posible que el Arte aún no haya nacido.

La concepción del arte ha cambiado y ahora es posible, incluso, distanciar ambas propuestas . ¿Debe prevalecer la técnica sobre la idea? o viceversa ¿Es la idea quien predomina sobre cualquier tipo de habilidad?. Ahora si un objeto está carente de intelectualidad corre el riesgo de ser extremadamente kitsch(no es que tenga nada en contra de esta modalidad sino que,como ya hemos visto en el texto de "Vanguardias y kitsch", en extremo puede llegar a ser, simplemente, un producto comercial o propagandístico más). Si ocurre al contrario, es decir, que técnicamente no tenga merito alguno, que nos encontremos frente a una obra demasiado conceptual, es posible que físicamente permanezca tan ausente y tan desapercibida que ni siquiera seamos capaces de advertir el mensaje.






  • ABSTRACTO
AZÚA, Félix de;"Abstracto" en Diccionario de las Artes. Planeta, Barcelona, 1996.

Azúa no se limita a hacer una definición de lo que supone lo “Abstracto”. No se refiere a esto como un ente formado a través de unas características bien marcadas y delimitadas, obras más reconocidas, excepciones que marquen la regla… Nos define esta entrada por medio de los artistas mas notables, los que , en su origen, le dieron sentido y utilidad al estilo Abstracto. Es la manera mas óptima de poder llegar a su raíz ya que este estilo surgió como respuesta a las preocupaciones y búsqueda de sus autores.

Por tanto, la defición de lo Abstracto nos viene dado a través de las preocupaciones de estos artistas y de sus objetivos,que fueron quienes dieron a luz este modelo artístico.

Los autores a los que se refiere esta entrada son: Wassily Kandinsky, Kasimir Malévich, Piet Mondrian

Ahondando en los orígenes de lo abstracto el autor del libro comienza hablándonos de Kandinsky. Comenta entonces, en el principio de la entrada, una anécdota bastante interesante sobre el orígen de este género a manos de este artista :

Al llegar a su estudio el artista vio una pintura de escalofriante belleza que no recordaba haber pintado. Se acercó para distinguir que había intentado representar en esta obra maestra pero solo le abordó una tempestad cromática sin ningún significado en ella, sin motivo ni tema. De pronto, lo entendió.Sí que era uno de sus últimos trabajos, pero este no se encontraba derecho sino que se mostraba mal apoyado sobre la pared por uno de sus lados. "A la mañana siguiente intentó recuperar el estremecimiento del día anterior, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Ahora reconocía los objetos pintados sobre la tela, las cosas,los personajes,y su presencia le turbaba"

A Kandisky lo da a conocer como el principal descubridor de lo abstracto. Concibe que los objetos reconocibles son molestos y que, por tanto, no son bienvenidos. Necesitaba desprenderse de lo fácilmente reconocible para poder ver los colores en si mismos.

Debido a su sinestesia Kandinsky era capaz de atribuir sonidos a los colores. El artista está muy unido a los colores los cuales concibe como entes bien definidos, poseyendo cada uno identidad propia y personalidad. Por tanto entendía que el arte debería dedicarse a hablar de la relación que estos establecen entre si. Su pretensión era liberar a los colores de cualquier otra forma reconocible y que ellos fueran el origen y el motivo de la pintura.

Malévich también ayudó a que la pintura dejara de ser el reflejo del mundo. Esto era considerado por él como síntoma de un atraso entendiendo que en toda imitación de lo real aparece representado el rostro de Dios lo cual le llenaba de rencor. Por esta idea, Malévich, llegó a dejar de pintar, decidido a borrar el rostro de Dios de la nueva Rusia bolchevique a través de la enseñanza.

Piet Mondrian debido a sus profundas creencias religiosas , pretendía deshacerse de todo error mundano. Entendía como el mayor error mundano la existencia y, por tanto, desacreditaba toda idea de querer ser poseedor de una personalidad individual. Muchos son los artistas que dan huellas personales a través de brochazos y diferentes pinceladas a sus obras pero ,obviamente, Mondrian luchaba contra esto. Su manera de enfrentarse a ello es hacer uso de una pintura totalmente plana, sin dejar ninguna señal de la existencia de su autor. Carente de rasgos y huellas Mondrianiba ganando terreno en su lucha contra lo banal pero no todo acaba ahí. Como había que intentar alejarse totalmente de lo mundano era necesario que sus obras no remitieran a algo real y por tanto se hace imprescindible dejar de lado cualquier tipo de forma capaz de sugerirlo. Tampoco debía de abusar del colorido que lo arriesgaría a ser demasiado llamativo y podría hacer que la obra se dedicase al deleite de la vista. Los colores debían de tener la capacidad de dejar la obra inexpresiva. Mondrian usaba siempre colores puros o la ausencia de estos, limitación necesaria para llegar hasta la máxima inexpresividad.

Los artistas originarios de lo Abstracto creían en una inmortalidad que llegaba tras el despojo de todo lo corporal, alzando así la pureza.

Aunque el arte abstracto comenzó , pues, como una lucha contra la iconoclastia y a través de autores con propósitos y preocupaciones espirituales, terminó siendo la representación de la Razón. Esto es , todo el sacrificio y lucha que se hizo contra la realidad acabó siendo un arte técnico y matemático, totalmente racional.

El ultimo artista que estuvo cerca, según el autor, de volver a esta concepción de lo Abstracto fué Mark Rothko. Pero, a pesar de que sus motivos fueron puros, sus obras fueron compradas para la decoración de diferentes salas ,despachos, salones, restaurantes...dándole un giro al sentido de sus obras.

En este artículo no solamente se nos habla de lo “Abstracto”. En mi opinión esto lo usa el autor como medio, o como ejemplo, para hablar sobre como se trasngiversan las intenciones y los motivos con el paso del tiempo. Esa es realmente la conclusión a la que el autor nos guia.

Nos presenta el arte abstracto, que el autor nos define a través de los artistas, como algo puro, como la eliminación de lo formal y como lo contrario a lo real, con toques místicos y filosóficos. Y entonces, una vez nos ha dirigido hasta allí nos dice que termina siendo símbolo de la Razón. Ninguno de los autores del origen de este estilo que en el articulo se mencionan hablan de la razón, ni de lo matemático o lógico. Todo lo contrario, el autor nos habla de su naturaleza casiascética, muy cercana a lo espiritual. Ha usado como excusa el arte abstracto (aunque este también a sido delimitado) ,totalemnte puro, para hablarnos de la degradación que genera la historia e ,incluso, el comercio. Aunque este último está menos presente ya que tan solo se le hace alusión al hablar de Rothko y a la comercialización que se hizo de su obra, desvirtuándola y transformándola en mero elemento de decoración.

La obra de Rothko se ha usado como medio para acreditar a una persona y para otorgar dignidad a los compradores elevándolos o afianzándo en su estatus social . Y desgraciadamente, esto ya sucede en todas las obras al alcance popular.

A continuación expongo un ejemplo sobre el uso que se hace de las obras actualmente, sacándolas totalmente de su contexto y volviéndolas un producto más. He mostrado este ejemplo ya que se atribuye a uno de los autores ya nombrados, pero podría dar muchos otros de obras conocidas como tazas, camisetas, postales...

Y es que, como menciona Azúa "No hay mejor prueba de que las obras de arte, lejos de ser un producto de quienes las firman, no son sino liquidaciones de una deuda largamente impagada por todos los humanos"







* IMÁGENES DE Desmontando a Mondrian... y a YSL

OBRAS

Rothko

Kandinsky

Mondrian

Malévich





  • ARTISTA
AZÚA, Félix de;"Artista" en Diccionario de las Artes. Planeta, Barcelona, 1996.

La definición de artista es confusa, y con esto no me refiero que el autor no aclare bien su posición frente a esta palabra, sino que en general la concepción de la palabra "artista" se encuentra difusa en nuestra sociedad. Está bastante claro que existen artistas puesto que no hay mayor testimonio de esto que las obras de arte, ya que nos orientamos sobre estas a través de sus creadores.

El desconcierto que existe sobre esta definición posee muchos orígenes. Uno de ellos, en el que se centra el autor, tiene su cuna en el romanticismo. Se nos hizo creer, de manera verosímil, que un artista debía de ser autónomo, libre, independiente y genial. Así que, por naturaleza, a manera de producto industrial, un artista debía de cumplir estas expectativas y el centro de su búsqueda artística terminaba limitándose a moldear su personalidad según estos perfiles.

Obviamente Azúa considera esto un gran error y por ello se ve moralmente obligado a darnos una definición válida o, al menos, cercana a su concepción de lo que conlleva un artista. La manera de la que nos habla ahora Azúa, desde el punto de vista del maestro, es a través de una alegoría muy acertada, a modo del mito de las cavernas.


La narración alegórica se sitúa en los vagones del Holocausto. Dentro de estos vagones se encuentran los condenados por las consecuencias históricas de la época. Estos no podían ver el exterior con facilidad puesto que para ello, debían de elevarse hasta el respiradero. Se elegía de entre todos a un oteador, cuya misión consistía en observar el exterior y compartirlo con sus compañeros.

Realmente, la labor de un oteador era necesaria para los presos, ya que estos sentían la necesidad básica de saber donde se encontraban, a dónde les conducían, que tierras cruzaban, etc... Incluso los que veían esta labor absurda atendían a los oteadores si estos eran capaces de expresar debidamente lo que veían.

Para que un oteador realizara bien su propósito, sus relatos no debían de ser demasiado minuciosos, ni de índole dispersa y desordenada. Los oteadores más estimados eran aquellos que sabían hacer alusión al mundo verdadero, alejado de la tortura en la que vivía; que sabían hacer de aquel mundo, un hecho real y apegado a su existencia. No como dos realidades independientes sino pertenecientes a la misma.

Ponía , de alguna forma, en contacto a los presos con los habitantes del exterior. Creían que existía, gracias a los oteadores una conexión entre ellos. Lo esencial era sentirse partícipe de los vivos, de los no condenados y pertenecientes a ese mundo aunque fuera por unos instantes.

Al igual que el filosofo, en el mito de las cavernas, que ha logrado ver el mundo de las ideas debe de volver a explicarles a los encadenados lo que ha descubierto; el oteador, que ha visto el mundo exterior, debe de volver a sus compañeros e intentar explicarles su visión para poder conectar ambos mundos y que se sientan integrados.

Aunque gracias esto, los condenados en el vagón tenían fe en la vida del el exterior, era el oteador el único que tenia constancia de ella. " [...] si el mundo de los vivos era verosímil, entonces la vida del vagón se convertía en una ficción resultante del juego de otras leyes que condenaban a vivir en el horror".


El autor compara a los artistas con los oteadores de los vagones que ofrecen una visión del mundo "real" o del exterior. Así pues, podemos entrever la misión social que representa un artista según Azúa. Los artistas son los encargados de conectar dos mundos distintos pero pertenecientes a una misma realidad. Considera que la finalidad de intermediario que ejerce un artista, es necesaria para la sociedad ya que esta necesita posicionarse y verse reflejada en la mirada que propone este artista sobre "el mundo exterior".

Al elegir el autor una alegoría para definir la palabra "artista" esta puede dar pie a múltiples interpretaciones pero la esencia es la misma.

Azúa critica en esta entrada del diccionario de las Artes, que el artista no debería sentir que su tarea le pertenece a él, sino que corresponde a la masa, ya que su cometido es fruto de un pacto colectivo. Así pues, desmiente y cataloga de inservible la independencia y genialidad de un artista, característica que se le atribuyó en el romanticismo, como dejó claro al principio. El colectivo es quien selecciona al oteador/artista, quien lo alza y quien acepta (o no) sus observaciones. Por tanto es la masa quien le atribuye su naturaleza y no el propio artista el que, de manera autónoma, se la concede a si mismo.

El estatus social de un artista no es diferente al de la masa, puesto que , aunque se considere intermediario entre dos mundos, el artista debe de tener claro a cual de ellos pertenece y a quien debe su labor.

  1. Otras definiciones de artista: Platón, artista bíblico, artista romántico....







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