jueves, 4 de marzo de 2010

Recensión: Maneras de hacer mundos de Goodman


















Nelson Goodman (1906-1998)



Fue un filósofo estadounidense conocido por sus trabajos sobre los condicionales contrafácticos, la mereología y la inducción.
Nació en Somerville, Maryland. Se graduó en la Universidad de Harvard en 1928 y obtuvo su doctorado en filosofía en 1941. Dirigió una galería de arte durante 11 años en Boston, Massachusetts y se enlistó en el ejército estadounidense hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Luego enseñó 18 años en la Universidad de Pensilvania, participó en el Centro de Estudios Cognitivos entre 1962 y 1963 y entre 1964 y 1967 se desempeñó como docente en distintas universidades hasta que fue nombrado profesor en Harvard en 1968.




MANERAS DE HACER MUNDOS
GOODMAN, Nelson; "Introducción" y "¿Cuando hay arte?" en Maneras de hacer mundos. Traducción de Ways of wordmaking (1978) realizada por Carlos Thiebaut, Visor, Barcelona, 1990.


En la introducción se marca la organización del texto y sus intenciones. Aclara que en ningún caso tenia la intención de hacer una narración estructurada de forma temporal o avanzando por un solo camino sino que pretendía abordar los problemas por diferentes sendas. En algunos casos dando con nuevas soluciones, en otros volviendo a una misma.
En el capítulo cuarto, lo que el autor intenta es contestar a la pregunta: ¿cuando hay arte?. Enfatizando bien que no se refiere a qué es una obra de arte, sino cuando podemos encontrar una obra de arte. Considera que si se avanza por la cuestión de aclarar o de definir que es el arte, terminarán encontrándose con una respuesta confusa y para nada apta. Al contrario que muchos otros autores (autores como Tartakiewicz o Colligwood) 1no intenta abordar la pregunta desde otro punto de vista o con otro tipo de estudio sino que encuentra el problema en el propio planteamiento. Es la pregunta la que está mal enfocada.
En especial, Goodman se preocupa por la aclaración del papel del simbolismo en el arte, cuestión que cree, podría aclararnos mucho para solucionar el problema principal. En principio, tenemos muy claro que el símbolo es algo extrínseco a las obras de arte, y estos son, en todo caso, una distracción o un realce de la misma. Lo importante aquí es la clasificación que se ha realizado en obras simbólicas y obras no simbólicas, siendo las primeras las que eligen como tema los símbolos. Así la obra de arte simbólica seria la que representa símbolos y en ningún caso, la obra de arte seria por si misma un símbolo (cosa que más adelante, Goodman niega rotundamente, ya que afirma que la obra de arte actúa como un símbolo de sus propias cualidades)2
Si llegamos a esta conclusión podemos entender como obra no simbólica no solo aquellas que no tengan representación, sino también los paisajes, las naturalezas muertas y los retratos, que, al fin y al cabo, tienen su tema específico y de forma explícita. Otra posibilidad es entender como obra no simbólica las que carecen de temática y por tanto, en contradicción con la anterior, se excluyen todas las obras que representan cualquier cosa. Todo lo representacional sería simbólico en un sentido y no en el otro. Al autor poco le interesa esta ambigüedad y por tanto prefiere continuar por otra rama (como bien indicó en su introducción no le importa saltear cuestiones que son indiferentes al problema).
Lo que realmente es relevante es la actitud que mantienen los puristas frente a la obra de arte y su simbología. Estos creen que para entender la obra de arte, y poder así definir el arte mismo, es necesario prescindir de su simbología y sus representaciones y centrarse en sus cualidades intrínsecas. (semejante a los criterios que se plantea Ortega y Gasset sobre el " arte nuevo " en su búsqueda de lo esencialmente artístico 3).
Para empezar, debemos entender que un símbolo (como puede entenderse que es una obra de arte representativa) no siempre va desvinculado de lo que simboliza y por tanto aveces nos resulta complejo diferenciar las cualidades intrínsecas de una obra de las que no lo son.
No podemos afirmar que un purista se sienta satisfecho con una obra en la que a pesar de ser representacional no se haga representaciones de nada, en lo casos, por ejemplo, de que la obra no haga alusión a nada real .Tampoco escapa de lo simbólico las obras abstractas expresionistas, que representan a su manera, los sentimientos, las emociones y demás. Es más, podemos llegar a la conclusión de que todas las cualidades de las obras, incluso las que pueden considerarse extrínsecas a ellas (como el retrato de una persona) son cualidades pertenecientes a la misma obra. Por tanto, aún existiendo estas diferencias de lo intrínseco y lo extrínseco en las obras de arte, son la unión de estas dos cualidades quienes le dan una identidad plena.
Puede entenderse que las cualidades "ajenas" a la obra arte, no pertenecientes a una supuesta esencia, las vincula con otros objetos, mientras que las cualidades propias de la obra de arte, cualidades independientes a lo expresivo y lo representacional, son las que le otorgan la identidad. Pero , si pensamos así deberíamos desechar muchas cualidades vinculadas al arte como intrínsecas, en el caso, por ejemplo, del color y la forma, cualidades que comparte con innumerables objetos alejados del arte.
Entonces aparece un dilema puesto que la claridad entre las cualidades extrictamente intrínsecas a la obra de arte y las extrínsecas no están tan claras. De hecho, difícilmente podemos catalogar las cualidades intrínsecas a cualquier cosa. El autor hace ejemplo de ello con las muestras textiles. Son, sin lugar a dudas, ejemplos de las cualidades que tendrá una tela en concreto, pero realmente no es la muestra de todas sus cualidades puesto que no hace alusión a las dimensiones que tendrá la tela. Las muestras se harán en referencia de una cualidad específica obviando otras. En el caso de una obra de arte sucede igual. Esta solo pone en manifiesto algunas de sus múltiples cualidades, cualidades que no solo posee sino que también ejemplifica; y ejemplificar para el Goodman, es, sin duda alguna, sinónimo de simbolizar. Por tanto, y para el pesar de muchos puristas, ninguna obra puede escapar de ser simbólica. En los mejores de los casos,los puristas encontrarán apego en las obras de arte que actúen como símbolos de sus propias cualidades ( si logramos aclarar cuales son estas cualidades) ya que no solo son simbólicas la representación y la expresión.

Esto nos ayuda a comprender la siguiente cuestión, ya planteada en el comienzo de mi recensión: lo importante, la pregunta que realmente tenemos que hacernos es ¿Cuando hay una obra de arte? (ojo, sin valorar que es buen arte).Definir que es una obra de arte, puede llevar a respuestas que dificulten la claridad de otras cuestiones artísticas.
Goodman cree que "un objeto se convierte en obra de arte sólo cuando funciona como un símbolo de una manera determinada"4. Y con esto no quiere decir que funcionar como un símbolo sea sinónimo de arte sino que deben de cumplir determinadas características simbólicas. Es decir, al no poder prescindir del símbolo, la respuesta a la pregunta debería depender exclusivamente de una función simbólica.
Encuentra un rasgo destacado en la simbolización y por tanto, en la concepción de como se presenta una obra de arte: es efímera, puede presentarse o ausentarse . Cualquier objeto es capaz de simbolizar cosas diferentes en momentos distintos o ,incluso, llegar a no simbolizar nada. El arte, según Goodman, puede aparecer y desaparecer en un mismo objeto.

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NOTAS


1 Collinwood pretende avanzar en esta cuestión basándose en los componentes del concepto de arte, apoyándose en diferentes puntos de vista de los filósofos o críticos que originariamente trataron el tema y aportando diferentes puntos de vista o redirigiendo las conclusiones, según el, desorientadas. - COLLINGWOOD, R, G.; Los principios del arte, traducción de H. Flores Sánchez de The principes of Art (Londres 1938). Fondo de cultura económica, México D. F. 1960 (1985)-.
Tatarkiewicz,sin embargo, deja clara la intención de definir el arte según la historia del propio concepto y las diferentes mutaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. - TATARKIEWICZ, Wladyslaw; Cap. I: "El Arte: Historia de un concepto" en Historia de seis ideas. Arte, belleza, forma, creatividad, mímesis, experiencia estética. Traducción al español de Dzieje szesciu pojec (1975) realizada por Francisco Rodríguez Martín. Tecnos, Madrid 1987 2001.-


2 GOODMAN, Nelson ; op. cit, pág 96.

3 ORTEGA Y GASSET, José; "La deshumanización del arte" en La deshumanización del arte y otros ensayos de estética. Alianza Ed., 1991.

4 GOODMAN, Nelson ; op. cit, pág 96.